Efectivamente, Federico tiene la culpa
ENRIC JULIANAPrimeras consideraciones sobre el resultado electoral:
1) El bipartidismo avanza en España. Los dos grandes partidos crecen, pero también muestran sus límites. El PP vence con contundencia en Madrid, Comunidad Valenciana y Murcia, pero se hunde en Catalunya frente a los socialistas. El PSOE, que mejora posiciones en toda la España septentrional, comienza a ceder terreno en Andalucía. Sigue siendo el gran partido del Sur, pero un poco menos.
2) Sin el espectacular resultado del PSC en Catalunya, la victoria de José Luís Rodríguez Zapatero, o bien no se habría producido, o tendría hoy un tono agónico. El voto de los catalanes ha sido, de nuevo, decisivo. Los catalanes debían escoger entre dos malhumores: el disgusto ante la agresividad de los federicos –el tono arrogante de quienes creían que el PP podía ganar las elecciones movilizando al resto de la sociedad española en clave anticatalana-, o el malhumor generado por los incumplimientos de Zapatero y, sobre todo, por la cadena de desaguisados en las infraestructuras y servicios públicos. Aun estando emprenyat, el catalán sigue siendo sentimental y orgulloso. Un hombre orgulloso (o una mujer orgullosa) puede llegar a aceptar que los trenes no funcionen bien durante meses, pero nunca aceptará que le pisen y quieran humillarle.
3) Los catalanes han votado mayoritariamente a Zapatero para frenar al PP. Y la culpa es de Federico. Evidentemente, el locutor de la COPE no es el único artífice de la estrategia del PP, pero ha demostrado ser el más conspicuo ideólogo del anticatalanismo. Políticamente, se trataba de utilizar Catalunya como factor de movilización en toda España. Comercialmente, el anticatalanismo ha resultado ser muy rentable, puesto que ayuda a fidelizar lectores y oyentes. Con el anticatalanismo incluso se gana dinero. La estrategia ha funcionado bastante bien en Madrid, en la Comunidad Valenciana y en Murcia, pero no así en el resto de España. ¿Hasta cuándo el PP seguirá apostando por el "federiquismo"?
4) El PSOE se ha comido a Izquierda Unida (que ahora cederá a la tentación de una mayor radicalidad) y el PSC se ha zampado a Esquerra Republicana. El descalabro de ERC es monumental y no sólo se explica por el voto útil a los socialistas. En los últimos cuatro años, Esquerra ha demostrado una gran falta de profesionalidad en el Congreso de los Diputados. En más de una ocasión se ha comportado como un partido freak. Muchos catalanes han sentido vergüenza ajena ante su conducta. Ahora les ha llegado la factura.
5) El PSC puede haber generado la siguiente paradoja: ha garantizado la victoria de Zapatero y puede que haya dinamitado –involuntariamente- el gobierno tripartito de Catalunya. El resultado de ERC es tan malo que tendrá consecuencias en un partido ya de por sí muy inestable. Carme Chacón se lleva el premio y a José Montilla le esperan días más complicados. La cuadratura del círculo es siempre difícil.
6) CiU no regresa a los tiempos de Miquel Roca, pero consigue un muy buen resultado, cuyo mérito corresponde principalmente a Josep Antoni Duran Lleida. CiU no será del todo decisiva, pero logra escapar de la marginalidad.
7) Se oye crecer la hierba en las tumbas de Cánovas y Sagasta. Decían que España se rompía y ahora resulta que los dos grandes partidos españoles nunca habían sumado tantos votos y escaños. Desde la Restauración no se veía nada igual.
8) La historia nunca se repite (a veces ni siquiera en forma de farsa).
LA VANGUARDIA
1) El bipartidismo avanza en España. Los dos grandes partidos crecen, pero también muestran sus límites. El PP vence con contundencia en Madrid, Comunidad Valenciana y Murcia, pero se hunde en Catalunya frente a los socialistas. El PSOE, que mejora posiciones en toda la España septentrional, comienza a ceder terreno en Andalucía. Sigue siendo el gran partido del Sur, pero un poco menos.
2) Sin el espectacular resultado del PSC en Catalunya, la victoria de José Luís Rodríguez Zapatero, o bien no se habría producido, o tendría hoy un tono agónico. El voto de los catalanes ha sido, de nuevo, decisivo. Los catalanes debían escoger entre dos malhumores: el disgusto ante la agresividad de los federicos –el tono arrogante de quienes creían que el PP podía ganar las elecciones movilizando al resto de la sociedad española en clave anticatalana-, o el malhumor generado por los incumplimientos de Zapatero y, sobre todo, por la cadena de desaguisados en las infraestructuras y servicios públicos. Aun estando emprenyat, el catalán sigue siendo sentimental y orgulloso. Un hombre orgulloso (o una mujer orgullosa) puede llegar a aceptar que los trenes no funcionen bien durante meses, pero nunca aceptará que le pisen y quieran humillarle.
3) Los catalanes han votado mayoritariamente a Zapatero para frenar al PP. Y la culpa es de Federico. Evidentemente, el locutor de la COPE no es el único artífice de la estrategia del PP, pero ha demostrado ser el más conspicuo ideólogo del anticatalanismo. Políticamente, se trataba de utilizar Catalunya como factor de movilización en toda España. Comercialmente, el anticatalanismo ha resultado ser muy rentable, puesto que ayuda a fidelizar lectores y oyentes. Con el anticatalanismo incluso se gana dinero. La estrategia ha funcionado bastante bien en Madrid, en la Comunidad Valenciana y en Murcia, pero no así en el resto de España. ¿Hasta cuándo el PP seguirá apostando por el "federiquismo"?
4) El PSOE se ha comido a Izquierda Unida (que ahora cederá a la tentación de una mayor radicalidad) y el PSC se ha zampado a Esquerra Republicana. El descalabro de ERC es monumental y no sólo se explica por el voto útil a los socialistas. En los últimos cuatro años, Esquerra ha demostrado una gran falta de profesionalidad en el Congreso de los Diputados. En más de una ocasión se ha comportado como un partido freak. Muchos catalanes han sentido vergüenza ajena ante su conducta. Ahora les ha llegado la factura.
5) El PSC puede haber generado la siguiente paradoja: ha garantizado la victoria de Zapatero y puede que haya dinamitado –involuntariamente- el gobierno tripartito de Catalunya. El resultado de ERC es tan malo que tendrá consecuencias en un partido ya de por sí muy inestable. Carme Chacón se lleva el premio y a José Montilla le esperan días más complicados. La cuadratura del círculo es siempre difícil.
6) CiU no regresa a los tiempos de Miquel Roca, pero consigue un muy buen resultado, cuyo mérito corresponde principalmente a Josep Antoni Duran Lleida. CiU no será del todo decisiva, pero logra escapar de la marginalidad.
7) Se oye crecer la hierba en las tumbas de Cánovas y Sagasta. Decían que España se rompía y ahora resulta que los dos grandes partidos españoles nunca habían sumado tantos votos y escaños. Desde la Restauración no se veía nada igual.
8) La historia nunca se repite (a veces ni siquiera en forma de farsa).
LA VANGUARDIA
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