Venecia se queda sin venecianos
Venecia se queda sin venecianos. Sus habitantes se han convertido en un espécimen en peligro de extinción debido a las duras condiciones de vida entre los canales y por ello crecen las iniciativas para sensibilizar sobre la despoblación de la ciudad. El pasado 21 de octubre, la población de Venecia se colocó por debajo de los 60.000 habitantes, confirmando el rápido y paulatino crecimiento del éxodo de sus residentes, que eran 120.000 hace 40 años.
Los residentes luchan cada día con mil incomodidades: las ratas, las palomas, los precios excesivos, la basura y la invasión de los turistas. Muchas de las casas sufren la invasión de las ratas que con la subida de la marea se introducen en las viviendas por los conductos del baño, pero aún peor es la marea baja cuando los canales se secan y emanan un hedor insoportable.
Secchi explica que los precios de las casas en Venecia son desorbitados por lo que los jóvenes tienen que marcharse a las ciudades cercanas como Mestre y además vender la vivienda les resulta rentable por lo que los residentes ofrecen sus casas para que se construyan hoteles.
Para evitar que continúe el éxodo, los pocos que quedan piden a los políticos algunas medidas que frenarían la marcha de los residentes. Entre ellas, que se cese inmediatamente de abrir hoteles en Venecia, incentivos fiscales a los propietarios de casas que alquilen sus viviendas a venecianos y favorecer la compra de casas populares a aquellos que se marcharon de la ciudad para que puedan regresar.
Los residentes luchan cada día con mil incomodidades: las ratas, las palomas, los precios excesivos, la basura y la invasión de los turistas. Muchas de las casas sufren la invasión de las ratas que con la subida de la marea se introducen en las viviendas por los conductos del baño, pero aún peor es la marea baja cuando los canales se secan y emanan un hedor insoportable.
Secchi explica que los precios de las casas en Venecia son desorbitados por lo que los jóvenes tienen que marcharse a las ciudades cercanas como Mestre y además vender la vivienda les resulta rentable por lo que los residentes ofrecen sus casas para que se construyan hoteles.
Para evitar que continúe el éxodo, los pocos que quedan piden a los políticos algunas medidas que frenarían la marcha de los residentes. Entre ellas, que se cese inmediatamente de abrir hoteles en Venecia, incentivos fiscales a los propietarios de casas que alquilen sus viviendas a venecianos y favorecer la compra de casas populares a aquellos que se marcharon de la ciudad para que puedan regresar.
LA VANGUARDIA
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